CRÓNICA: UN PROCESO DE PAZ PERSONAL

El proceso de paz lejos de ser un acuerdo plasmado en un papel, es un análisis interno donde avanzar debe ser el único objetivo.

Por: Ruby Johanna Acero.

Colombia es un país acostumbrado y formado desde la guerra. La gran mayoría de sus habitantes ha vivido con esta constante.
Para mi generación nunca fue extraño escuchar y ver noticias de secuestros, extorsiones, masacres, violaciones. Eso era cotidiano y hasta esperado todos los días. Dicha cotidianidad nos volvió inmunes al dolor, inmunes a la guerra.

Desde que inició el proceso de paz en 2012, un aura de escepticismo cubrió la realidad nacional, miles de teorías e hipótesis surgieron en torno a este desinformando y descalificando el proceso.



Algo que me causa conmoción es ver que quienes no vivimos el flagelo de la guerra somos más reacios a perdonar y seguir adelante, son numerosos los testimonios de comunidades enteras devastadas por la guerra que apoyaban a gritos un acuerdo entre gobierno y las FARC.
Son numerosos los puntos a tratar, las condiciones a cumplir, sin embargo, la más importante desde mi punto de vista es trabajar desde el perdón. El acuerdo de paz es solo un documento de compromisos, la verdadera paz se debe traducir en acciones.
Dichas acciones deben ser de carácter social principalmente, donde se pague la deuda de un histórico abandono estatal a estas comunidades, de reestablecer su derecho como ciudadanos colombianos.
La reparación a esta población no solo se limita a condenas ejemplares a sus victimarios, es el devolverles su dignidad, su estatus de ciudadanos, dichos esfuerzos deben dirigirse a derrotar toda causa que genera hechos violentos
El acuerdo de paz es importante pero no suficiente para alcanzar la paz y eso debemos tenerlo claro, la transformación debe ser profunda, interna y sobretodo personal.

El futuro de este proceso se debe fundamentar en acciones educativas, en la construcción de la cultura de la paz donde los diálogos permanentes entre todos sus actores: victimas, guerrilleros, soldados, comunidad. Donde las partes se escuchen y asuman con valentía el perdón y la reconciliación.
Como ven el trabajo es largo, es de constancia de trabajo de construcción diaria, la pregunta es ¿Todos estaremos dispuestos a construir?